sábado, 29 de octubre de 2011

miércoles, 3 de agosto de 2011

¿Dónde están los intercesores agonizantes?






Si no somos intercesores que lloran y agonizan, lo más pronto que confesemos que hemos perdido el agonizante anhelo de ganar almas, mejor será para la causa de Cristo. Fijémonos en el sorprendente hecho inexorable de habernos acostumbrado a los pesados pasos que dan las almas perdidas, las que vagan por los caminos, hacia una eternidad sin Cristo.
Parece que hemos perdido el poder de llorar, de luchar, de rogar y de agonizar por las almas perdidas. Las multitudes que están sin Cristo no tienen la convicción de su condición de estar perdidas, simplemente porque a nosotros nos falta la convicción y la clara visión acerca de su estado horrendo de eterna aflicción.
George Whitefield gritó “Denme almas o tome la mía...” Existe una pasión por las almas, una carga profunda por los hombres, y, una solicitud por el rebaño de Dios, la cual mendiga palabras, exhala suspiros y derrama lágrimas".
Un hombre santo que vivió en época anterior a los días del automóvil, dijo que un día abandonó su trabajo a eso de la mitad de la tarde, ensilló su caballo y cabalgó 32 kilómetros para ir a orar con un hombre que se sentía a la deriva, sin Dios. Escuchémoslo:
"No pude menos que hacerlo, mi amor e interés por él, eran tan grandes que no pude descansar hasta que hube hecho lo mejor para llevarlo a Dios."
Querido hermano, esta agonía por las almas es la que debemos recuperar. David Brainerd dijo: "No me importa a dónde voy o cómo vivo, ni lo que tenga que soportar, con tal que pueda ganar almas para Cristo. Cuando duermo, sueño con ellas, y cuando despierto, ellas están primero en mi pensamiento... Por mucho que tenga del logro escolástico, la exposición hábil y profunda, la elocuencia brillante y vibrante, no pueden satisfacer la ausencia del amor profundo, apasionado y compasivo por las almas".
John Fletcher, hombre de oración, dijo: "El amor continuo y universal, el amor ardiente, es el alma de todas la labores de un ministro".
La agonía del alma, en el avivamiento en Gales
Durante el gran avivamiento en Gales, el doctor F.B. Meyer vio llegar una tarde, a una concurrida reunión, a un joven ministro. Este joven se puso a pie y oró a Dios en beneficio de dos de sus compañeros, que estaban riéndose y burlándose en los asientos de atrás. Uno de esos hombres se puso inmediatamente de pie y dijo:
—Eso no es verdad. Yo no me burlaba. Simplemente dije que yo no era un infiel, sino un agnóstico, y si Dios desea salvarme, le daré una magnífica oportunidad. ¡Dejémosle que lo haga!
Esta jactancia pareció golpear tanto a Evan Roberts que cayó de rodillas con su alma acongojada. Pareció que su corazón mismo se quebrantaría bajo el peso del pecado de este hombre. Un amigo del doctor Meyer, que estaba parado cerca de él, dijo: ¡Esto es demasiado impresionante! Yo no soporto escuchar gemir así a este hombre. ¡Comenzaré a cantar para ahogarlo!" Haz cualquier cosa, menos eso—, dijo el doctor Meyer. —Yo quiero que esto se grabe dentro de mi corazón. He predicado el evangelio durante treinta años con los ojos secos. He hablado a grandes masas de gente sin que se conmueva ni uno de mis cabellos. Yo quiero que la pulsación de la angustia de este hombre toque mi propia alma.
Evan Roberts sollozó ininterrumpidamente, y Meyer dijo: Dios mío, permíteme también a mí, aprender a sollozar, que mi alma sea traspasada de dolor mientras predico el evangelio a los hombres.
Un combate entre el cielo y el infierno
Aproximadamente diez minutos más tarde, Roberts se levantó y se dirigió a los hombres inconversos que estaban en la galería, diciéndoles:
¿Se someterán ustedes a Cristo? ¿Por qué hemos de hacerlo?— le respondieron.
—Oremos—, dijo Roberts a la gente. El aire se tornó muy denso con lágrimas y gemidos. Parecía que todos ellos llevaban a estos dos hombres en sus corazones. Era como si sus corazones fueran a desgarrarse bajo esa tensión. Meyer declaró que él nunca sintió nada igual. Entonces se puso en pie de un salto. Se sentía sofocado.
Estamos en una dura lucha entre el cielo y el infierno, le dijo a su amigo. ¿No ve usted cómo el cielo tira en esta dirección y el infierno hacia la otra? Es como si uno escuchara a las bestias enfrentándose en la arena del coliseo.
Después de eso, uno de los hombres se sometió, mientras que el otro, al igual que el ladrón impenitente, siguió su camino. Pero Meyer no podía menos que creer que posteriormente volvería a Dios.
Si todo eso fue necesario para alcanzar a los hombres durante el gran avivamiento en Gales, ¿no será lo mismo de necesario hoy en día? Si tú lees acerca de los grandes avivamientos, y de los cientos de hombres y mujeres que fueron llevados a Dios, bajo el ministerio del gran evangelista, metodista, que fue John Redfield, descubrirás que la gente de esos días no había perdido "la agonía"; es decir, que algunos de ellos la tenían. Aquí tenemos dos ejemplos:
"Él (Redfield), comenzó a tener de nuevo algunas de sus peculiares experiencias, que a menudo habían socorrido a sus más prósperas obras. Empezó a sentirse agobiado por el trabajo. Había tenido frecuentemente estas luchas, y a veces con una intensidad tal que lo llevaba a postrarse en el lecho, como si estuviera con ataques y lo mantenían allí hasta que llegaba la victoria. Una noche en la iglesia, él estaba lleno de una inexplicable agonía por las almas. Si hubiera podido gritar como los antiguos profetas, eso lo hubiera aliviado. Pero no podía hacerlo. Pensó que no podría soportarlo. Intentó salir del temple, pero fue reprendido por el Espíritu Santo. Entonces dijo: Señor, trataré de sostenerme—, y comenzó a gritar, diciendo, ¡Oh Dios mío, esta gente debe ser salvada!
En eso, fue instantáneamente aliviado. La iglesia en pleno fue conmocionada. Gritos de misericordia con exclamaciones de regocijo se escuchaban por todos lados.
La agonía del alma lleva a centenares a Cristo.
El resultado de esto fue que cientos de personas se entregaron a Cristo en esa reunión, y, el trabajo fue tan intenso y completo, que otras iglesias que trataron de arrastrar fuera de la Iglesia Metodista a los convertidos, lo consiguieron. Pero años más tarde se declaró: "algunos frutos de ese avivamiento aún permanecen".
En otra oportunidad: "Él (Redfield), comenzó a sentir que el espíritu de oración era una carga en él. Su agonía por las almas llegó a ser muy grande. La sensación era como si una mano poderosa lo asiera del cerebro, levantándolo y arrojándolo, y, provocándole gran dolor. Esto ocurrió varias veces, pero siempre él clamaba diciendo:
"Yo continuaré hasta que la salvación llegue." "Luego repentinamente era aliviado, y el poder de Dios caía sobre la gente de una forma maravillosa", seguido de grandes resultados.
El secreto del avivamiento del Sr. Finney era el hecho de que Sión sabía cómo estar de parto: "Pues en cuanto Sión estuvo de parto, dio a luz a sus hijos" (Isaías 66:8). Escuchen al Sr. Finney:
"Esta carga me agobió con gran agonía. Al regresar a mi pieza, me sentía tambalear bajo la carga que tenía en mi mente; yo luchaba, gemía y me angustiaba, pero no podía articular palabras para presentar el caso ante Dios, sino con lágrimas y gemidos. El Espíritu luchaba dentro de mí, gimiendo aquello que no podía expresar."
Cuán cerca está con lo que se nos dice en Romanos 8:26.
Noches enteras de oración.
En las Hébridas algunos recobraron la agonía perdida. Algunos se reunían noches enteras para orar, pero no era una reunión común de oración. Quien dirigía las reuniones de oración decía que ellos llevaban lo real y lo común a la esfera sobrenatural.
En uno de sus servicios, el predicador se detuvo a medio mensaje y pidió a un pequeño muchacho llamado Donato, que los condujera en oración. "Se incorporó, y no llevaba cinco minutos orando cuando Dios se manifestó en la iglesia. Allí estaba la congregación cayéndose casi encima uno del otro; algunos cayeron hacia atrás y llegaron a quedar rígidos como de muerte. No me pidan que les explique estas manifestaciones físicas; yo sólo afirmo de nuevo que estamos moviéndonos en la esfera de lo sobrenatural.
"Pero lo más notable de esa gran reunión fue que mientras ocurría esto en la iglesia, algunos de los pescadores estando en sus barcas, algunos textileros detrás de sus telares, otros en las minas, un comerciante en su vehículo de trabajo, los profesores de escuela revisando sus papeles; todos estos fueron tocados por Dios; y para la hora diez de aquella mañana, los caminos estaban llenos de gente buscando a Dios, los que nunca antes habían estado en oración conmigo. Recorrí todo lo largo del camino de aquel campo y encontré en un lugar a tres hombres que estaban caídos en el suelo boca abajo, tan angustiados con respecto a sus almas que no podían hablarme. Tampoco ellos habían estado en la reunión que yo había tenido. ¡Esto es avivamiento!"
Un año de lucha en la oración
Para que te formes un cuadro completo de tal situación, tendrías que leer acerca de la lucha agonizante que sostuvo cuatro noches de cada semana, durante un año entero, antes de recibir la contestación a sus oraciones. La lucha angustiosa es algo más que orar dos minutos en voz baja antes de ir a dormir o antes de ascender al auto por la mañana.
La lucha agonizante significa estar ante Dios hasta asirse de los cuernos del altar y prevalecer. Este tipo de lucha involucra súplicas, ruegos, discusiones, agonía, sudor, perseverancia, búsqueda, peticiones y llamar con persistencia, hasta que venga algo desde los cielos. ¿Están haciendo esto hoy, los padres y las madres, por sus hijos que están perdidos?
Las cruzadas, las conferencias y la organización de los hombres no traerán el avivamiento.
Es verdad que tenemos numerosas campañas evangelísticas, cruzadas y lo que llamamos reuniones de avivamiento. Estas campañas vienen y van, pero las ciudades, pueblos y villas parecen estar tan perdidos como siempre. Hemos llegado a ser muy profesionales, mecánicos e indiferentes en nuestro esfuerzo para alcanzar las almas. Aquellos que tratamos de ganar, descubren que no hay calor, no hay pasión, no hay agonía, no hay alarma real y no hay lágrimas por su condición de perdidos. Ellos no advierten signos de dolor en nosotros por los errores de su camino. Todo lo que ven en nuestro testimonio personal, es una apatía pasmosa y lánguida, de modo que ellos continúan sus caminos sin Dios.
Que tenga Dios piedad de nosotros si nos contentamos con realizar cruzadas, dar conferencias, hacer esfuerzos de avivamiento, alistar hombres y obtener el dinero para los así llamados esfuerzos de evangelización y la maquinaria misionera.
Intercesores sin pasión.
Tratamos de convencer sin pasión, de ganar sin conquistar. Es imposible ganar almas, con corazones fríos y ojos secos.
En vez de lloro, ayuno y oración, se busca comer y beber, divertirse y provocar diversión. ¡Y entonces nos preguntamos por qué la gente no es salvada! Sólo la humildad de alma y la oración en el aposento alto, nos preparan para la visitación de Dios.
La razón del por qué no hay intercesores, es que no hay pena, no hay lágrimas "entre el atrio y el altar", es que el pueblo de Dios no se ha despertado a la condición deplorable del presente. La mayoría siente que en todas partes hay abundante prueba para el crecimiento de la iglesia y para el verdadero progreso espiritual. Pero la verdad es que con el aumento de los miembros en la iglesia, las normas de moralidad han decaído.
¿Quién dará la alarma?
¿Dónde están los agonizantes intercesores? ¿Dónde están los signos de humildad y de arrepentimiento en las multitudes que "se hacen miembros de la iglesia"? ¿Oh, dónde están los intercesores agonizantes? ¿Quién se alarma? Como dijo Harold Freligh en su artículo, "Entre el atrio y el altar", en la Alianza Semanal, hace ya un tiempo: "Si nuestras conferencias juveniles van a competir con la Feria de la Vanidad, pronto surgirá una carrera para ver cuál de las dos pueda hacer la propaganda más sensacional para atraer a sus clientes. Cuando los jóvenes estén entretenidos en vez de sentirse desafiados, su motivo principal será 'Cuéntenos una historia' en vez de 'Oh dulce prodigio'. Si ellos llegaran a responder cuando se haga el llamado al altar, parecerán requerir una garantía de que esto no será interrumpido por el tiempo del receso, ni por el tiempo social de la reunión del joven con la señorita."
"Hubo tiempo cuando la “separación para Dios” significaba dejar las cosas tanto buenas como las cuestionables. Nuestros Isaacs estuvieron firmes en el altar. Nuestros presumidos Ismaeles, imitadores, fueron arrojados. Los que como Lot, se dedicaron a este mundo, fueron expulsados. Pero ahora han puesto a Lot por presidente del comité del banquete. Ismael es vestido y traído como el payaso jovial para entretener a los asistentes; y a Isaac se le da el asiento de honor, y en el brindis se le dice qué buen amigo es él.
Fiestas intelectuales con poca oración.
"¿Puede ser que los retiros de nuestros predicadores se hayan convertido en fiestas intelectuales, inofensivamente interrumpidas por pequeñas oraciones? ¿Puede un ministro cualquiera, llevar la carga por otros, cuando él está presionado por la urgencia de llegar a casa, después del culto nocturno, para ver sus programas favoritos de televisión? ¿Hay alguna preparación para el día del Señor, entre los hijos de Dios; cuando al reunirse se saludan los unos a los otros con relatos de la diversión de la noche anterior?"
"La amistad con la taza de té está más de moda, que la amistad con la oración. El arrepentimiento y el ejercicio de las primeras obras que acompañan al primer amor, casi se han borrado, por las fiestas y las diversiones."
Amado hermano, éste no es el tiempo de diversión ni de fingimiento, sino de lágrimas, agonía, intercesión y pena "entre el atrio y el altar". Es tiempo de convocar a una asamblea solemne, y arrodillarnos ante Dios con ayuno y oración. La emergencia de esta hora presente es suficiente para postrarnos de rodillas y gritar: ¡Perdona, Oh Jehová, a tu pueblo!
Recobrar el dolor perdido será costoso. ¿Cuánto le costó a Pablo el estar abocado a ganar almas? La pérdida de fama, de amigos, de riquezas, de descanso, de reputación y de parientes. ¿Cuánta separación, llanto, cicatrices y privaciones tiene usted? ¡y todo porque deseaba que otros encontraran a Cristo!
Él tenía una pasión por las almas que ardía, consumiéndolo sin cesar a pesar de todas las oposiciones. ¿Compartiríamos la misma agonía del Apóstol por las almas de los hombres? Podemos encontrarla donde Pablo y todos los otros la encontraron: Al pie de la cruz. Es imposible trabajar y ser testigos de Cristo, teniendo el corazón frío y los ojos secos. Es imposible, si verdaderamente entendemos que a Él le costó el derramamiento de su propia sangre, para que los pecadores sean salvos del pecado y del infierno.
Obreros cristianos
¿Cómo les influiría el estar dos semanas en el infierno? Cuando William Booth fundó el Ejército de Salvación en el Este de Londres, no tenía mucha esperanza de atraer a sí mismo a muchos jóvenes, consagrados, que captaran su visión acerca de los perdidos. En el transcurro del tiempo, inauguró una escuela de orientación con el solo propósito de enseñar a sus estudiantes cómo ganar almas. Un día, mientras les enseñaba el evangelismo, él exclamó en un tono dramático y dijo:
Me gustaría muchísimo si yo pudiera enviarlos a todos al infierno durante dos semanas.
Ustedes saben lo que quería decir. Si aquellos jóvenes pudieran vivir en medio de los lamentos y quejas de los condenados por unos pocos días, ellos regresarían a la tierra con una pasión inmortal para advertir a los hombres del cómo escapar de la ira venidera.
Oh, Dios, pensar en las tantísimas almas que fallecen a cada momento, destinadas a gozarse eternamente en el cielo o lamentarse en el infierno para siempre. Oh, conmuéveme, y dame nueva fuerza, para que no pase ni uno de ellos a la muerte en vergüenza y pecado; que yo, usado por Ti, pueda buscarlas y ganarlas para tu honra y gloria.
Por H.C. Van Wormer



miércoles, 6 de julio de 2011

Los Angeles





LOS ANGELES

1) Su Naturaleza.


Los ángeles son seres espirituales Hechos 1:14, e inmortales al servicio y adoración de Dios. Son muy numerosos “millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él” Daniel 7:10. Además, algunos cumplen misiones específicas en ayuda a los hombres. El significado de la palabra ángel, lo encontramos en el hebreo “malac”, y en el griego “angelos”. Ambas palabras significan “mensajero”. Esto describe muy bien la función de los ángeles, los cuales son mensajeros de Dios hacia su iglesia. Estos seres espirituales, aunque poseen un cuerpo espiritual, pueden aparecer ante los hombres con cuerpos de varones Génesis 18:1-16; 19:1-22; Lucas 24:4; Hechos 1:10, generalmente de apariencia joven. Marcos. 16:5; Zacarías 2:4. Los ángeles son criaturas de Dios, es decir, no son eternos. Fueron creados por Jehová en un pasado muy remoto Colosenses 1:6, del cual no tenemos registro alguno. Job señala diciendo: “se regocijaban todos los hijos de Dios (ángeles) cuando Dios fundaba la tierra” Job 38:4-7, por lo tanto, podemos inferir que ellos existían antes de la creación material, y por supuesto, antes que el ser humano.

Encontramos la grandeza de los ángeles, al estudiar sus diferentes rangos y funciones. Dios los hizo santos y superiores a los hombres Hebreos 2:7, aunque no permiten ser adorados, pues son nuestros consiervos, y al igual que nosotros son criaturas inferiores a Dios.

El apóstol Juan en Patmos, al escuchar la voz del ángel y oír lo maravilloso de las visiones y profecías, se arrodilla para adorarlo pero el ángel no se lo permite.

“Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”. Apocalipsis 19:10. Jamás debemos buscar el contacto directo con ellos, sino esperar que Dios los envíe en nuestro favor “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra” Salmos 91: 11-12.

2) Sus Actividades.

Los ángeles, participan activamente en la vida del reino de Dios. Como mensajeros, han participado en la historia del hombre, y principalmente en la historia del plan de salvación. El ángel Gabriel, fue enviado a hablar con el profeta Daniel en Mesopotamia Dn. 8:16. Gabriel, se encarga de explicar al profeta detalles de lo que había de acontecer en los tiempos finales Daniel 8:19. Y de darle sabiduría y entendimiento sobre las visiones proféticas. Daniel 9:22-23. También, encontramos a este mismo ángel, siglos más tarde, entregando un mensaje acerca del nacimiento de Juan el Bautista a su padre Zacarías “Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas” Lucas 1:19. Además, se presentó a María, para entregarle el mensaje sobre el nacimiento sobrenatural de Jesús “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Lucas 1:26-27.

En términos generales la Biblia menciona diferentes actividades que realizan los ángeles, y entre ellas tenemos:
· Son espíritus ministradores. Es decir, prestan servicio a los cristianos. Hebreos 1:14.
· Brindan protección a los hijos de Dios. Génesis 19:11; Daniel 3.28; 6:22; Hechos 5:19.
· Guía y dan ánimo. Mateo 28:5-7. Hechos 8:26; 27:23, 24.
· Acompañarán a Jesucristo en su segunda venida. Apocalipsis 19:14.
· Separarán a los malos de los buenos. Mateo 13:39, 49, 50.
· Un poderoso ángel atará al diablo por mil años, y lo encarcelará en un abismo. Apocalipsis 20:1-3.
· Sirven a Jesucristo. Mateo 4:11; Marcos 1:13; Lucas 22:43.
· Ejecutan juicio divino sobre los pecadores. Números 22:21-33. 2 Samuel 24: 16-17.

3) Rangos.

Las Sagradas Escrituras, nos entregan rica información acerca de la existencia de rangos o jerarquía entre los seres angélicos. Se nos habla de “tronos, dominios, principados y potestades”. Se mencionan entre los ángeles, los Querubines, Serafines y Arcángeles. Estudiando la Biblia podemos obtener la siguiente información:

a) Querubín. Los querubines, son seres alados Éxodo 25:20; 1 Reyes 8:7 y circundan el trono de Dios 2 Samuel 6:2; Salmos 80:1.

b) Serafín. Los Serafines, están dedicados especialmente a la adoración divina en el cielo. Isaías 6:1. Se mencionan en dos ocasiones el término arcángel, en 1 Tesalonicenses 4:16, y Judas 1:9.

c) Arcángel. Uno de estos arcángeles, es llamado “Miguel”. Este es llamado uno de los principales príncipes Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia” Daniel 10:13. Lo que indicaría que hay otros príncipes celestiales, o arcángeles. También, es señalado como gran príncipe. En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro” Daniel 12:1.

Vemos a Miguel luchando con Satanás por el cuerpo de Moisés. Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda” Judas 1:9. Y finalmente dirigiendo un ejército de ángeles, en la lucha contra el Dragón. Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles” Apocalipsis 12:7.

4) Ángeles Caídos.

Los ángeles caídos, son aquellos espíritus que fueron expulsados del cielo por su rebelión. Podemos distinguir entre ellos a su líder principal, quien es el diablo “acusador” o Satanás “adversario”. Las Escrituras, indican que para el diablo está destinado el fuego eterno, junto con sus ángeles Mt. 25: 41. También están los ángeles caídos, que por no guardar su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, fueron lanzados en prisiones de oscuridad hasta el día del juicio final 2 P. 2: 4; Jud. 1: 6. Además, están los demonios o espíritus inmundos, que acompañan al diablo en sus obras malignas. “Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.

Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos”
Marcos 5:7-9.

La Biblia, nos señala que las fuerzas de los espíritus malignos se han organizado en jerarquías, y estos luchan contra la iglesia “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” Efesios 6:12. Contra los cuales, el Señor nos manda a tomar la armadura del Espíritu “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” Efesios 6: 11, 13.

Ezequiel, nos revela en su mensaje profético dirigido al príncipe de Tiro Ez. 28:2, el origen y caída de Satanás. En este capítulo señala que existía un querubín grande y protector que habitaba en el monte santo de Dios Ez. 28:14, es decir, en el cielo. Su belleza y poder desataron en este querubín el orgullo y la maldad. Se rebeló contra la autoridad de Dios, entonces fue vencido y castigado. “Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, OH querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojé por tierra” Ez. 28: 15-17.

Jesucristo vino para deshacer las obras del diablo 1 Jn. 3:8. Además, en su muerte expiatoria en la cruz, venció al enemigo que tenía el imperio de la muerte Heb. 2:14. Cristo, derrotará al inicuo, con el espíritu de su boca, y lo derrotará con el resplandor de su segunda venida 2 Ts. 2:8. Finalmente, Satanás será confinado al lago de fuego y azufre, junto a los demonios, el falso profeta, el anticristo, y todos los hombres que sean condenados por no recibir a Jesucristo como su Señor personal. “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” Apocalipsis 20:10 “Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira” Apocalipsis 22:15.

Nombres dados al diablo.

· Satanás. Romanos 16:20; Apocalipsis 20:2.
· El tentador. Mateo 4:3.
· El dragón y la serpiente antigua. Apocalipsis 12:9; 10:2.
· El príncipe y dios de este mundo. Juan 12:31; 2 Corintios 4:4.
· Hombre fuerte. Mateo 11:29.
· El maligno. 1 Juan 18-19.
· Padre de la mentira. Juan 8: 44.
· Abadón. Apocalipsis 9:11.
· El acusador. Apocalipsis 12:10.
· Adversario o enemigo. 1 Pedro 5:8.
· Beelzebú. Mateo 12:24.
· El malo. Mateo 13:19.

Sus actividades.

· Aflige a los justos. Job 1:2.
· Afirma tener autoridad sobre el mundo. Lc. 4:6.
· Domina sobre los pecadores. Hch. 26:18.
· Ciega el entendimiento de los incrédulos. 2 Co. 4:3-4.
· Pelea con los santos. Ef. 6:12.
· Calumnia a los santos. Job 1:9-11.
· Causa enfermedades. Job 2:7.
· Se opone a los justos. Zac. 3:1.
· Tentó a Cristo. Mt. 4:1-3.
· Realiza milagros malignos. He. 2:14.
· Produce tentación. Gn. 3:4-5.
· Saca la buena semilla del corazón. Mt. 13:19.
· Siembra cizaña. Mt. 13:38-39.
· Arruina el alma y el cuerpo. Lc. 9:42.
· Miente. Jn. 8:44.
· Incita a los hombres a pecar. Jn. 13:2.

· Procura devorar a los hombres. 1 P. 5:8.

Actividades de los demonios.

· Enferman a los hombres. Job 1:5-10; Mt. 9:33; 12:22.
· Causan demencia. Mr. 5:5; Lc. 8:35.
· Incitan a la impureza moral. Mt. 10:1; 12:43; Mr. 1:23-27; Lc. 4:33 y 36; 6:18; Apocalipsis 16:13.
· Inspiran doctrinas falsas. 1 Reyes 22:21-23; 2 Tesalonicenses 2:2; 1 Ti. 4:1.
· Estorban al crecimiento espiritual de los creyentes. Efesios 6:12.
· Pueden tomar posesión de personas. Lucas 8:27-31.

Para consultas o mayor información, favor escribir a: alexsalgadod@gmail.com

jueves, 12 de febrero de 2009

Confiando en la Palabra de Dios



La Seguridad de la Palabra dicha por Dios. Dr. Juan Barek


Dicho sencillamente, la palabra de Dios no era suficiente para Israel. El Señor les había dado increíbles promesas. Sin embargo en medio de su crisis, Israel nunca confió en su Palabra. A pesar de cada promesa, cada juramente blindado para darles la victoria, ellos trataron su Palabra como inútil. ¿Cómo? Ellos nunca la mezclaron con fe. "No les aprovecho el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que los oyeron" (Hebreos 4:2).
En lugar de esto, el pueblo siempre demando una palabra nueva de Dios. Vemos esto en su pregunta: "¿Esta Dios con nosotros, o no?" En otras palabras: "Nosotros necesitamos saber sí Dios esta con nosotros en esta crisis, no en la pasada.
Necesitamos una nueva revelación de él, para esta nueva situación." Yo te pregunto: ¿Cómo puede alguien olvidar tan rápidamente todo lo que Dios había hecho por ellos? Israel había sacado de su memoria cada ocasión pasada de liberación de Dios. Ellos nunca permitieron que sus obras sobrenaturales pasadas edificaran su fe en él.
Sin embargo, a pesar de sus acusaciones en contra él, Dios habló otra palabra a Israel. Él instruyó a Moisés para que les dijera: "No temáis, ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos" (Deuteronomio 1:29-30).
Ahora, esta no era una nueva promesa. Dios simplemente estaba repitiendo lo que él había dicho a su pueblo:"Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos." (Éxodo 14.14). Él les estaba recordando, "Yo les dije en Egipto que iría delante de ustedes. Yo dije que habitaría en medio de ustedes, y pelearía por ustedes en contra de todos sus enemigos." Y él había hecho justamente eso. Dios los había librado a cada paso, a través de cada prueba.
Una y otra vez Dios les había dicho, "Yo estoy con ustedes. Yo voy a pelear por ustedes. Ahora, aférrate a mis promesas, y no lo olvides." Sin embargo, aquí estaban en Cades-barnea, temblando delante de sus enemigos y enfocándose en sus propias debilidades. Finalmente, razonaron, "Nosotros no somos capaces de ir en contra de ellos." Esta era una duda clara – duda del llamamiento de Dios en sus vidas, duda que él los había enviado, duda de su presencia en medio de ellos.
Puedes pensar que nunca reaccionarias de esta manera. Sin embargo, muchos cristianos hoy dicen cosas similares: "Señor, ¿realmente estas conmigo? Yo sé lo que me prometiste. Pero, ¿es esto realmente cierto? ¿Puedo confiar en lo que tú has dicho? Debo oír nuevamente de ti. Necesito una palabra nueva. Por favor, dame mas de seguridad."
Terminamos temblando delante del enemigo de nuestras almas. Y todo es porque no creemos en lo que Dios nos ha prometido. Actuamos como si el nunca nos hubiera dicho una palabra a nosotros. Y es ahí precisamente cuando lo "tentamos." Aunque él se ha demostrado fiel a nosotros una y otra vez, continuamente le pedimos que pruebe su fidelidad de nuevo; que nos envié todavía otra palabra edificante de fe. Pero Dios hablara solamente una palabra: "Cree lo que te he dicho."
¿Tiemblas delante de un pecado que te asedia que es como una torre sobre ti como una ciudad amurallada? Si es así, ¿qué te ha dicho Dios acerca de esta fortaleza del enemigo? A través de toda su palabra, él ha prometido: "Yo pelearé por ti. Tú no debes temer. Mayor es el que esta en ti que el que esta en el mundo. Ninguna persona, ningún enemigo, puede arrebatarte de mi mano. Yo te limpiaré y te santificaré por mi Espíritu. Confía en mi palabra revelada para ti.
Dicho sencillamente, la palabra de Dios no era suficiente para Israel. El Señor les había dado increíbles promesas. Sin embargo en medio de su crisis, Israel nunca confió en su Palabra. A pesar de cada promesa, cada juramente blindado para darles la victoria, ellos trataron su Palabra como inútil. ¿Cómo? Ellos nunca la mezclaron con fe. "No les aprovecho el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que los oyeron" (Hebreos 4:2).
En lugar de esto, el pueblo siempre demando una palabra nueva de Dios. Vemos esto en su pregunta: "¿Esta Dios con nosotros, o no?" En otras palabras: "Nosotros necesitamos saber sí Dios esta con nosotros en esta crisis, no en la pasada. Necesitamos una nueva revelación de él, para esta nueva situación." Yo te pregunto: ¿Cómo puede alguien olvidar tan rápidamente todo lo que Dios había hecho por ellos? Israel había sacado de su memoria cada ocasión pasada de liberación de Dios. Ellos nunca permitieron que sus obras sobrenaturales pasadas edificaran su fe en él.
Sin embargo, a pesar de sus acusaciones en contra él, Dios habló otra palabra a Israel. Él instruyó a Moisés para que les dijera: "No temáis, ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos" (Deuteronomio 1:29-30).
Ahora, esta no era una nueva promesa. Dios simplemente estaba repitiendo lo que él había dicho a su pueblo:"Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos." (Éxodo 14.14). Él les estaba recordando, "Yo les dije en Egipto que iría delante de ustedes. Yo dije que habitaría en medio de ustedes, y pelearía por ustedes en contra de todos sus enemigos." Y él había hecho justamente eso. Dios los había librado a cada paso, a través de cada prueba.
Una y otra vez Dios les había dicho, "Yo estoy con ustedes. Yo voy a pelear por ustedes. Ahora, aférrate a mis promesas, y no lo olvides." Sin embargo, aquí estaban en Cades-barnea, temblando delante de sus enemigos y enfocándose en sus propias debilidades. Finalmente, razonaron, "Nosotros no somos capaces de ir en contra de ellos." Esta era una duda clara – duda del llamamiento de Dios en sus vidas, duda que él los había enviado, duda de su presencia en medio de ellos.
Puedes pensar que nunca reaccionarias de esta manera. Sin embargo, muchos cristianos hoy dicen cosas similares: "Señor, ¿realmente estas conmigo? Yo sé lo que me prometiste. Pero, ¿es esto realmente cierto? ¿Puedo confiar en lo que tú has dicho? Debo oír nuevamente de ti. Necesito una palabra nueva. Por favor, dame mas de seguridad."
Terminamos temblando delante del enemigo de nuestras almas. Y todo es porque no creemos en lo que Dios nos ha prometido. Actuamos como si el nunca nos hubiera dicho una palabra a nosotros. Y es ahí precisamente cuando lo "tentamos." Aunque él se ha demostrado fiel a nosotros una y otra vez, continuamente le pedimos que pruebe su fidelidad de nuevo; que nos envié todavía otra palabra edificante de fe. Pero Dios hablara solamente una palabra: "Cree lo que te he dicho."
¿Tiemblas delante de un pecado que te asedia que es como una torre sobre ti como una ciudad amurallada? Si es así, ¿qué te ha dicho Dios acerca de esta fortaleza del enemigo? A través de toda su palabra, él ha prometido: "Yo pelearé por ti. Tú no debes temer. Mayor es el que esta en ti que el que esta en el mundo. Ninguna persona, ningún enemigo, puede arrebatarte de mi mano. Yo te limpiaré y te santificaré por mi Espíritu. Confía en mi palabra revelada para ti.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Como Tener Salud Financiera


El anciano apóstol Juan, nos comparte el anhelo de su corazón, diciendo: “Amado, yo deseo que tu seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” 3° Jn. 1:2. Estas son las sabias palabras de aquel que conocía bien el corazón generoso de Dios.Jamás fue el deseo de Dios, que el hombre anduviera por la vida cabizbajo, hambriento y cargado por las deudas. Dios está interesado en que sus hijos sean prosperados en toda área de su vida. La pobreza nunca glorifica al Señor. Hay cristianos que predican: ”soy hijo del rey”, pero viven muy pobres. El mundo los ve y comenta: “¿Por qué si tienen un Padre tan rico, viven tan miserables?” La inconsistencia entre nuestras palabras de gloria, y una existencia pobre, sólo muestra a los inconversos un Dios egoísta, que teniendo todo, no socorre con generosidad a sus hijos.

Pienso que el cristiano, puede pasar algún período de su vida pobre, ya sea por nacer en una familia de escasos recursos, o alguna crisis económica general de la nación, tal vez, producto de la guerra o alguna catástrofe natural. Pero es muy diferente que el creyente debe pasar toda su existencia siendo pobre. Sé que Dios nos libró de la maldición del pecado, que incluye muerte espiritual, enfermedades, trabajo infructuoso y pobreza.Todas las promesas de Dios, son condicionales, mas su amor es incondicional.

Él quiere bendecirnos, pero debemos tomar su abundancia por fe, y proclamarla sobre nosotros, nuestra familia, nuestra iglesia, y en el trabajo. Sobre todo aspecto de nuestra existencia. Existen muchas bendiciones espirituales y materiales, para aquellos hombres que se atreven a obedecer a Dios. La Biblia menciona abundantes promesas para su pueblo, tales como:“Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también sobre las naciones de la tierra.Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.

Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da” Dt. 28: 1-8.

Una de las razones más frecuentes de la pobreza económica en el cristiano, es su poca fidelidad en pagar el diezmo al Señor.

Los diezmos, son la señal de un pacto, un compromiso entre Dios y el hombre. El hombre entrega sus diezmos a Dios, por intermedio del pastor He.7:8, es señal de reconocimiento que todo lo que posee, incluso él mismo, son propiedad de Dios _La fuente de nuestros ingresos es el Señor, quien nos suministra lo suficiente a través del trabajo personal_, además, Dios se compromete con el hombre que diezma, a suplir todas sus necesidades y cubrirlo financieramente.

El diezmo es señal de amor a Dios. Pagar el diezmo es obedecer a Dios. En el Señor, el amor se expresa por obedecerle, más que con palabras. Le podemos decir a nuestro Señor que le amamos, pero si no le obedecemos, mentimos. Obras son amor, y no sólo buenos deseos. Al diezmar, obedecemos a Dios y materializamos nuestro amor por él.El tema de los diezmos, tiene su origen aún antes de la Ley de Moisés. Cuando el patriarca Abraham, retornaba de vencer a los reyes de Sinar, Elasar, Elam y Goim. Abraham se encontró con un personaje fantástico llamado Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, cuyo nombre significa: “Rey de Justicia y Rey de Paz”. Este Melquisedec, bendice a Abraham, y recibe de la mano del patriarca el diezmo del botín de guerra. Gn. 14, He. 7.

Pablo señala acertadamente, diciendo: “Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.” He. 7:6-8.Los diezmos también son confirmados en la ley, como una de las condiciones para la bendición divina Dt.28. El profeta Malaquías, levanta su voz, trayendo palabra de Jehová diciendo: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y aún preguntáis:” ¿En qué te hemos robado?”. En vuestros diezmos y ofrendas.Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.

Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos” Mal. 3:8-11.Nuestro aprendizaje, no se detiene en la Ley Mosaica, nos lleva al pacto de la Gracia. Jesucristo mismo, valida en sus enseñanzas la ordenanza del diezmo.

El hecho de diezmar a Dios, se tornó mecánico y legalista, como todo al carecer de amor. Ya dijimos que la obediencia es señal visible del amor, el diezmar también es una señal de nuestro amor a Dios. No debemos diezmar por temor, sino, por amor.Jesucristo confirma el diezmo, en sus palabras dirigidas a los escribas y fariseos, diciendo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello (diezmar)” Mt. 23:23.Los cristianos, normalmente no diezman por cuatro motivos: Temor, avaricia, incredulidad y contaminación.

Al sentir temor, el hombre deja de creer que Dios cumplirá con su parte del pacto, y que no le alcanzarán sus ingresos para cubrir sus gastos, por tanto, ya no diezma. Su temor lo lleva a la desobediencia, y la desobediencia es pecado. El pecado engendra muerte y mayor temor.La segunda razón es la avaricia. La avaricia es una forma de idolatría. También es pecado, y debe arrepentirse de ello ahora. El hombre que Dios busca, debe aprender que es mejor vivir con un noventa por ciento ungido, que un cien por ciento no bendecido.

La tercera causa, la incredulidad, es similar al temor. El hombre duda de la provisión divina, entonces cierra su mano. El cristiano, no está dispuesto a confiar a Dios el asunto del sustento financiero, él toma el control, y excluye a Dios de ese aspecto de su vida. Dios queda imposibilitado de prosperar a aquel hombre, pues está en desobediencia, despreció al Altísimo al no confiar toda su vida a él “... Y todo lo que no proviene de fe, es pecado” Ro. 14:23b.Por último, viene la contaminación. Me refiero al hecho que un creyente que diezma normalmente, presta oído a los malos consejos de personas que no creen en la bendición del diezmo.

Generalmente, las personas que entregan este consejo, esconden en sus vidas: incredulidad, temor o avaricia. Estos desconocen que el diezmar es un acto espiritual, en el cual Dios mismo comprometió su Palabra. Cuando actuamos impulsivamente o en forma emocional, es fácil que nos desanimen, por lo tanto, es muy importante saber porqué diezmo, y que bendiciones involucra. El hombre que Dios busca, no tiene una fe ciega, sino, inteligente y documentada en la Palabra de Dios.

Algunos años atrás, participé en la secretaría de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal, dirigida por el obispo Carlos San Martín. Observando el templo Central, en donde se encuentran las oficinas corporativas, me llamó la atención el hermoso alfombrado del inmueble. Al transcurrir el tiempo conocí otros templos de alfombrado similar. Consultando, averigüé que un hermano empresario lo había donado en algunos templos. Escuché su testimonio con interés, y supe que cuando este hermano era muy pobre, desesperado por su miseria, recurrió al obispo por un consejo.

Después de orar por él, y recordarle las bendiciones del diezmo, el hermano se marchó.Dios prosperó su trabajo, y la riqueza no se hizo esperar. Dicho hermano diezmaba con fidelidad y mucho gozo. Al pasar los años, la riqueza fue creciendo y el diezmo se elevó considerablemente. Ante esto, el hermano vuelve a conversar con su obispo diciendo: “Antes era pobre, y el diezmo era pequeño, por lo tanto no me costó darlo al Señor. Hoy que soy rico, y el diezmo el muy grande, me cuesta muchísimo entregarlo”. Oído su argumento, el ministro responde: “Hermano, no se haga ningún problema, voy a orar para que Dios lo haga pobre otra vez, así le será muy fácil diezmar”. Cuando diezmamos, debemos ser motivados siempre por el amor y la gratitud a Dios. No buscando una paga material mayor, como diciendo: “Dios te diezmo diez pesos, dame mil pesos”.

Otras verdades que debemos considerar, para tener salud financiera, es la correcta mayordomía de nuestros bienes.En esta vida, nada poseemos, sólo somos mayordomos de las bendiciones divinas. Cuando entendemos que todo es de Dios, nuestro cuerpo, nuestra familia, y nuestros bienes materiales, incluso nuestra vida. Entendemos lo importante de administrar dicha herencia. Conozco a hombres que tienen gran capacidad para hacer dinero, pero no han aprendido como gastarlo. En una sociedad consumista y hedonista, el dinero es la principal herramienta de poder y satisfacción.

Por lo tanto, como manejamos el dinero, es como manejamos nuestras vidas.“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” 1° Ti. 6: 10.La vida, es la unión de ciclos desiguales de experiencias. Cuando el hombre promedio vive un tiempo de gran prosperidad económica. Los negocios andan muy bien, la salud es excelente, además, está joven, cree erróneamente que esto es eterno. Cuando la economía personal está en su punto más alto, es cuando más debemos ahorrar. Al pasar el tiempo, las condiciones económicas cambian, nos envejecemos y somos más susceptibles a nuestro entorno. Si hemos ahorrado lo suficiente, podremos gustar de equilibrio financiero, enfrentar gastos en medicina y la educación de nuestros hijos.Este principio de mayordomía lo aplicó José, en Egipto. Cuando hubo siete años de prosperidad, José acumuló gran cantidad de granos de trigo y cebada, y de todo alimento no perecible.

Al llegar los siete años de escasez y hambruna, José y todo Egipto tuvieron tanta provisión, que aún pudieron proveer a naciones vecinas.Es muy importante, distinguir entre lo que necesitamos, de lo que deseamos tener. Todo ser humano tiene necesidades básicas, tales como: Alimentación, abrigo, vivienda y transporte. Para estas necesidades básicas, es necesario que ajustemos a nuestros ingresos.

Si logramos gastar lo mismo o menos de lo que ganamos, obtendremos una economía saludable. Por el contrario, si gastamos más de lo que ganamos, la crisis financiera tocará nuestra puerta persistentemente.Hacer un presupuesto mensual, es una receta fácil y eficaz para mantener el control económico. Si eres soltero, hazte asesorar, algunas veces por alguien mayor, o casado. Ahora si está casado, no olvide que a la hora de hacer el presupuesto, debe estar su esposa junto a usted. Es vital en el matrimonio que los ingresos se distribuyan, consultando la opinión de ambos.

No lo olvide esto es demasiado importante. No puede suceder en un matrimonio que la esposa, o esposo, no sepan cosas vitales como el salario, AFP, o sistema de salud, pues son una sola carne.Confeccione un listado de todo lo que se necesite adquirir, y luego establezca prioridad entre lo vital, lo necesario y lo suntuario.

No olvide separar los diezmos y un porcentaje para ofrendas “Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como generosidad, y no como de exigencia nuestra.Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” 2° Co. 9:5-8.Dios quiere que tengamos en todo, lo suficiente. Él es generoso y nos bendice paulatinamente si somos fieles mayordomos. Siempre podemos acudir a él cuando estamos afligidos.

La oración y sus promesas, son buenos aliados de nuestra salud financiera. Bien dijo David: “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni que su descendencia mendigue pan” Sal. 37: 25.El trabajo responsable y permanente, es una buena combinación para forjar una base económica. Todo hombre que se precie de tal, debe enfrentar sus obligaciones económicas, con responsabilidad.

El cristiano que no provee lo necesarios para su hogar, resulta ser peor que un incrédulo. El trabajo dignifica y da equilibrio, mas la pereza, trae ruina y deshonor. Pagar las cuentas básicas de agua, luz, gas, etc., es más importante que adquirir algún nuevo bien.El proverbista Salomón, declara acertadamente: “Mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos y sé sabio: Ella, sin tener capitán, gobernador ni señor, prepara en el verano su comida, recoge en el tiempo de la siega su sustento.Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás del sueño? Un poco de sueño, dormitar otro poco, y otro poco descansar mano sobre mano: así te llegará la miseria como un vagabundo, la pobreza como un hombre armado” Pr. 6:6-11.

La gran mayoría de nosotros trabajamos, sin embargo, no todos son prosperados. Una de las razones, es la forma en que administramos nuestros bienes. Sin importar cuanto es nuestro sueldo, siempre es difícil hacer un presupuesto.Debemos tener especial cuidado en los créditos que adquirimos, las tarjetas de crédito cuestan muy caro. Al realizar un presupuesto, podemos hacer algunos ajustes, con el fin de conseguir fondos para gastos de emergencia.

Es recomendable, no pensar que las líneas de crédito, son la mejor alternativa para enfrentar los gastos imprevistos. No deberíamos destinar más del treinta por ciento del sueldo, en el arriendo de la casa, electricidad y los gastos básicos.

En lo que respecta a contratar algún seguro de invalidez o de vida, se debe evaluar su costo y sus ventajas. De lo contrario, ese dinero se puede depositar mensualmente en un banco para recibir los intereses.Es saludable tener aspiraciones, pero es terrible dejarse llevar por las ambiciones. No es correcto atropellar a las personas, olvidándose de los buenos modales y la decencia. No tanto porque ellos sean amables contigo, sino porque tú tendrás respeto por ti mismo.La Biblia, nos enseña que jamás pongamos nuestro dinero en el corazón. “No hagan tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; Si no hagan tesoros en el cielo... porque donde esté su tesoro, allí estará también su corazón” Mt. 6:19-21 (traducción del autor).

El dinero, es el principal problema en la vida de las parejas. Estamos en una sociedad que mide el éxito, por la cantidad de bienes que uno posee. Las riquezas de este mundo no son necesariamente malas en sí mismas. Lo malo está en la incorrecta actitud hacia las posesiones. En especial, cuando el hombre se endeuda más allá de sus fuerzas. Cuando uno cae en el afán de poseer bienes, jamás se sacia.

La Biblia dice que: “... los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque la raíz de todos los males es el amor al dinero...” 1 Ti. 6:9-10.Es necesario reconocer, que Dios es el dueño de todo, y que tiene derecho a dirigir nuestra economía.

Nuestra actitud hacia el dinero, los gastos que realizamos, las ofrendas que damos y las inversiones que hacemos, deben estar fundadas en la idea que todo lo recibimos por gracia de Dios. La forma en que administramos el dinero refleja nuestra madurez espiritual. No podemos servir a Dios y a las riquezas a la vez Lc. 16:11. El creyente, que descubre el secreto del éxito, entendió que es mejor buscar el reino de Dios y su justicia, y lo demás vendrá por añadidura Mt. 6:24-33.

Consultas o inquietudes, favor escribir a: alexsalgadod@gmail.com