jueves, 12 de febrero de 2009

Confiando en la Palabra de Dios



La Seguridad de la Palabra dicha por Dios. Dr. Juan Barek


Dicho sencillamente, la palabra de Dios no era suficiente para Israel. El Señor les había dado increíbles promesas. Sin embargo en medio de su crisis, Israel nunca confió en su Palabra. A pesar de cada promesa, cada juramente blindado para darles la victoria, ellos trataron su Palabra como inútil. ¿Cómo? Ellos nunca la mezclaron con fe. "No les aprovecho el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que los oyeron" (Hebreos 4:2).
En lugar de esto, el pueblo siempre demando una palabra nueva de Dios. Vemos esto en su pregunta: "¿Esta Dios con nosotros, o no?" En otras palabras: "Nosotros necesitamos saber sí Dios esta con nosotros en esta crisis, no en la pasada.
Necesitamos una nueva revelación de él, para esta nueva situación." Yo te pregunto: ¿Cómo puede alguien olvidar tan rápidamente todo lo que Dios había hecho por ellos? Israel había sacado de su memoria cada ocasión pasada de liberación de Dios. Ellos nunca permitieron que sus obras sobrenaturales pasadas edificaran su fe en él.
Sin embargo, a pesar de sus acusaciones en contra él, Dios habló otra palabra a Israel. Él instruyó a Moisés para que les dijera: "No temáis, ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos" (Deuteronomio 1:29-30).
Ahora, esta no era una nueva promesa. Dios simplemente estaba repitiendo lo que él había dicho a su pueblo:"Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos." (Éxodo 14.14). Él les estaba recordando, "Yo les dije en Egipto que iría delante de ustedes. Yo dije que habitaría en medio de ustedes, y pelearía por ustedes en contra de todos sus enemigos." Y él había hecho justamente eso. Dios los había librado a cada paso, a través de cada prueba.
Una y otra vez Dios les había dicho, "Yo estoy con ustedes. Yo voy a pelear por ustedes. Ahora, aférrate a mis promesas, y no lo olvides." Sin embargo, aquí estaban en Cades-barnea, temblando delante de sus enemigos y enfocándose en sus propias debilidades. Finalmente, razonaron, "Nosotros no somos capaces de ir en contra de ellos." Esta era una duda clara – duda del llamamiento de Dios en sus vidas, duda que él los había enviado, duda de su presencia en medio de ellos.
Puedes pensar que nunca reaccionarias de esta manera. Sin embargo, muchos cristianos hoy dicen cosas similares: "Señor, ¿realmente estas conmigo? Yo sé lo que me prometiste. Pero, ¿es esto realmente cierto? ¿Puedo confiar en lo que tú has dicho? Debo oír nuevamente de ti. Necesito una palabra nueva. Por favor, dame mas de seguridad."
Terminamos temblando delante del enemigo de nuestras almas. Y todo es porque no creemos en lo que Dios nos ha prometido. Actuamos como si el nunca nos hubiera dicho una palabra a nosotros. Y es ahí precisamente cuando lo "tentamos." Aunque él se ha demostrado fiel a nosotros una y otra vez, continuamente le pedimos que pruebe su fidelidad de nuevo; que nos envié todavía otra palabra edificante de fe. Pero Dios hablara solamente una palabra: "Cree lo que te he dicho."
¿Tiemblas delante de un pecado que te asedia que es como una torre sobre ti como una ciudad amurallada? Si es así, ¿qué te ha dicho Dios acerca de esta fortaleza del enemigo? A través de toda su palabra, él ha prometido: "Yo pelearé por ti. Tú no debes temer. Mayor es el que esta en ti que el que esta en el mundo. Ninguna persona, ningún enemigo, puede arrebatarte de mi mano. Yo te limpiaré y te santificaré por mi Espíritu. Confía en mi palabra revelada para ti.
Dicho sencillamente, la palabra de Dios no era suficiente para Israel. El Señor les había dado increíbles promesas. Sin embargo en medio de su crisis, Israel nunca confió en su Palabra. A pesar de cada promesa, cada juramente blindado para darles la victoria, ellos trataron su Palabra como inútil. ¿Cómo? Ellos nunca la mezclaron con fe. "No les aprovecho el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que los oyeron" (Hebreos 4:2).
En lugar de esto, el pueblo siempre demando una palabra nueva de Dios. Vemos esto en su pregunta: "¿Esta Dios con nosotros, o no?" En otras palabras: "Nosotros necesitamos saber sí Dios esta con nosotros en esta crisis, no en la pasada. Necesitamos una nueva revelación de él, para esta nueva situación." Yo te pregunto: ¿Cómo puede alguien olvidar tan rápidamente todo lo que Dios había hecho por ellos? Israel había sacado de su memoria cada ocasión pasada de liberación de Dios. Ellos nunca permitieron que sus obras sobrenaturales pasadas edificaran su fe en él.
Sin embargo, a pesar de sus acusaciones en contra él, Dios habló otra palabra a Israel. Él instruyó a Moisés para que les dijera: "No temáis, ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos" (Deuteronomio 1:29-30).
Ahora, esta no era una nueva promesa. Dios simplemente estaba repitiendo lo que él había dicho a su pueblo:"Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos." (Éxodo 14.14). Él les estaba recordando, "Yo les dije en Egipto que iría delante de ustedes. Yo dije que habitaría en medio de ustedes, y pelearía por ustedes en contra de todos sus enemigos." Y él había hecho justamente eso. Dios los había librado a cada paso, a través de cada prueba.
Una y otra vez Dios les había dicho, "Yo estoy con ustedes. Yo voy a pelear por ustedes. Ahora, aférrate a mis promesas, y no lo olvides." Sin embargo, aquí estaban en Cades-barnea, temblando delante de sus enemigos y enfocándose en sus propias debilidades. Finalmente, razonaron, "Nosotros no somos capaces de ir en contra de ellos." Esta era una duda clara – duda del llamamiento de Dios en sus vidas, duda que él los había enviado, duda de su presencia en medio de ellos.
Puedes pensar que nunca reaccionarias de esta manera. Sin embargo, muchos cristianos hoy dicen cosas similares: "Señor, ¿realmente estas conmigo? Yo sé lo que me prometiste. Pero, ¿es esto realmente cierto? ¿Puedo confiar en lo que tú has dicho? Debo oír nuevamente de ti. Necesito una palabra nueva. Por favor, dame mas de seguridad."
Terminamos temblando delante del enemigo de nuestras almas. Y todo es porque no creemos en lo que Dios nos ha prometido. Actuamos como si el nunca nos hubiera dicho una palabra a nosotros. Y es ahí precisamente cuando lo "tentamos." Aunque él se ha demostrado fiel a nosotros una y otra vez, continuamente le pedimos que pruebe su fidelidad de nuevo; que nos envié todavía otra palabra edificante de fe. Pero Dios hablara solamente una palabra: "Cree lo que te he dicho."
¿Tiemblas delante de un pecado que te asedia que es como una torre sobre ti como una ciudad amurallada? Si es así, ¿qué te ha dicho Dios acerca de esta fortaleza del enemigo? A través de toda su palabra, él ha prometido: "Yo pelearé por ti. Tú no debes temer. Mayor es el que esta en ti que el que esta en el mundo. Ninguna persona, ningún enemigo, puede arrebatarte de mi mano. Yo te limpiaré y te santificaré por mi Espíritu. Confía en mi palabra revelada para ti.