miércoles, 3 de diciembre de 2008

Como Tener Salud Financiera


El anciano apóstol Juan, nos comparte el anhelo de su corazón, diciendo: “Amado, yo deseo que tu seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” 3° Jn. 1:2. Estas son las sabias palabras de aquel que conocía bien el corazón generoso de Dios.Jamás fue el deseo de Dios, que el hombre anduviera por la vida cabizbajo, hambriento y cargado por las deudas. Dios está interesado en que sus hijos sean prosperados en toda área de su vida. La pobreza nunca glorifica al Señor. Hay cristianos que predican: ”soy hijo del rey”, pero viven muy pobres. El mundo los ve y comenta: “¿Por qué si tienen un Padre tan rico, viven tan miserables?” La inconsistencia entre nuestras palabras de gloria, y una existencia pobre, sólo muestra a los inconversos un Dios egoísta, que teniendo todo, no socorre con generosidad a sus hijos.

Pienso que el cristiano, puede pasar algún período de su vida pobre, ya sea por nacer en una familia de escasos recursos, o alguna crisis económica general de la nación, tal vez, producto de la guerra o alguna catástrofe natural. Pero es muy diferente que el creyente debe pasar toda su existencia siendo pobre. Sé que Dios nos libró de la maldición del pecado, que incluye muerte espiritual, enfermedades, trabajo infructuoso y pobreza.Todas las promesas de Dios, son condicionales, mas su amor es incondicional.

Él quiere bendecirnos, pero debemos tomar su abundancia por fe, y proclamarla sobre nosotros, nuestra familia, nuestra iglesia, y en el trabajo. Sobre todo aspecto de nuestra existencia. Existen muchas bendiciones espirituales y materiales, para aquellos hombres que se atreven a obedecer a Dios. La Biblia menciona abundantes promesas para su pueblo, tales como:“Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también sobre las naciones de la tierra.Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.

Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da” Dt. 28: 1-8.

Una de las razones más frecuentes de la pobreza económica en el cristiano, es su poca fidelidad en pagar el diezmo al Señor.

Los diezmos, son la señal de un pacto, un compromiso entre Dios y el hombre. El hombre entrega sus diezmos a Dios, por intermedio del pastor He.7:8, es señal de reconocimiento que todo lo que posee, incluso él mismo, son propiedad de Dios _La fuente de nuestros ingresos es el Señor, quien nos suministra lo suficiente a través del trabajo personal_, además, Dios se compromete con el hombre que diezma, a suplir todas sus necesidades y cubrirlo financieramente.

El diezmo es señal de amor a Dios. Pagar el diezmo es obedecer a Dios. En el Señor, el amor se expresa por obedecerle, más que con palabras. Le podemos decir a nuestro Señor que le amamos, pero si no le obedecemos, mentimos. Obras son amor, y no sólo buenos deseos. Al diezmar, obedecemos a Dios y materializamos nuestro amor por él.El tema de los diezmos, tiene su origen aún antes de la Ley de Moisés. Cuando el patriarca Abraham, retornaba de vencer a los reyes de Sinar, Elasar, Elam y Goim. Abraham se encontró con un personaje fantástico llamado Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, cuyo nombre significa: “Rey de Justicia y Rey de Paz”. Este Melquisedec, bendice a Abraham, y recibe de la mano del patriarca el diezmo del botín de guerra. Gn. 14, He. 7.

Pablo señala acertadamente, diciendo: “Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.” He. 7:6-8.Los diezmos también son confirmados en la ley, como una de las condiciones para la bendición divina Dt.28. El profeta Malaquías, levanta su voz, trayendo palabra de Jehová diciendo: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y aún preguntáis:” ¿En qué te hemos robado?”. En vuestros diezmos y ofrendas.Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.

Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos” Mal. 3:8-11.Nuestro aprendizaje, no se detiene en la Ley Mosaica, nos lleva al pacto de la Gracia. Jesucristo mismo, valida en sus enseñanzas la ordenanza del diezmo.

El hecho de diezmar a Dios, se tornó mecánico y legalista, como todo al carecer de amor. Ya dijimos que la obediencia es señal visible del amor, el diezmar también es una señal de nuestro amor a Dios. No debemos diezmar por temor, sino, por amor.Jesucristo confirma el diezmo, en sus palabras dirigidas a los escribas y fariseos, diciendo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello (diezmar)” Mt. 23:23.Los cristianos, normalmente no diezman por cuatro motivos: Temor, avaricia, incredulidad y contaminación.

Al sentir temor, el hombre deja de creer que Dios cumplirá con su parte del pacto, y que no le alcanzarán sus ingresos para cubrir sus gastos, por tanto, ya no diezma. Su temor lo lleva a la desobediencia, y la desobediencia es pecado. El pecado engendra muerte y mayor temor.La segunda razón es la avaricia. La avaricia es una forma de idolatría. También es pecado, y debe arrepentirse de ello ahora. El hombre que Dios busca, debe aprender que es mejor vivir con un noventa por ciento ungido, que un cien por ciento no bendecido.

La tercera causa, la incredulidad, es similar al temor. El hombre duda de la provisión divina, entonces cierra su mano. El cristiano, no está dispuesto a confiar a Dios el asunto del sustento financiero, él toma el control, y excluye a Dios de ese aspecto de su vida. Dios queda imposibilitado de prosperar a aquel hombre, pues está en desobediencia, despreció al Altísimo al no confiar toda su vida a él “... Y todo lo que no proviene de fe, es pecado” Ro. 14:23b.Por último, viene la contaminación. Me refiero al hecho que un creyente que diezma normalmente, presta oído a los malos consejos de personas que no creen en la bendición del diezmo.

Generalmente, las personas que entregan este consejo, esconden en sus vidas: incredulidad, temor o avaricia. Estos desconocen que el diezmar es un acto espiritual, en el cual Dios mismo comprometió su Palabra. Cuando actuamos impulsivamente o en forma emocional, es fácil que nos desanimen, por lo tanto, es muy importante saber porqué diezmo, y que bendiciones involucra. El hombre que Dios busca, no tiene una fe ciega, sino, inteligente y documentada en la Palabra de Dios.

Algunos años atrás, participé en la secretaría de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal, dirigida por el obispo Carlos San Martín. Observando el templo Central, en donde se encuentran las oficinas corporativas, me llamó la atención el hermoso alfombrado del inmueble. Al transcurrir el tiempo conocí otros templos de alfombrado similar. Consultando, averigüé que un hermano empresario lo había donado en algunos templos. Escuché su testimonio con interés, y supe que cuando este hermano era muy pobre, desesperado por su miseria, recurrió al obispo por un consejo.

Después de orar por él, y recordarle las bendiciones del diezmo, el hermano se marchó.Dios prosperó su trabajo, y la riqueza no se hizo esperar. Dicho hermano diezmaba con fidelidad y mucho gozo. Al pasar los años, la riqueza fue creciendo y el diezmo se elevó considerablemente. Ante esto, el hermano vuelve a conversar con su obispo diciendo: “Antes era pobre, y el diezmo era pequeño, por lo tanto no me costó darlo al Señor. Hoy que soy rico, y el diezmo el muy grande, me cuesta muchísimo entregarlo”. Oído su argumento, el ministro responde: “Hermano, no se haga ningún problema, voy a orar para que Dios lo haga pobre otra vez, así le será muy fácil diezmar”. Cuando diezmamos, debemos ser motivados siempre por el amor y la gratitud a Dios. No buscando una paga material mayor, como diciendo: “Dios te diezmo diez pesos, dame mil pesos”.

Otras verdades que debemos considerar, para tener salud financiera, es la correcta mayordomía de nuestros bienes.En esta vida, nada poseemos, sólo somos mayordomos de las bendiciones divinas. Cuando entendemos que todo es de Dios, nuestro cuerpo, nuestra familia, y nuestros bienes materiales, incluso nuestra vida. Entendemos lo importante de administrar dicha herencia. Conozco a hombres que tienen gran capacidad para hacer dinero, pero no han aprendido como gastarlo. En una sociedad consumista y hedonista, el dinero es la principal herramienta de poder y satisfacción.

Por lo tanto, como manejamos el dinero, es como manejamos nuestras vidas.“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” 1° Ti. 6: 10.La vida, es la unión de ciclos desiguales de experiencias. Cuando el hombre promedio vive un tiempo de gran prosperidad económica. Los negocios andan muy bien, la salud es excelente, además, está joven, cree erróneamente que esto es eterno. Cuando la economía personal está en su punto más alto, es cuando más debemos ahorrar. Al pasar el tiempo, las condiciones económicas cambian, nos envejecemos y somos más susceptibles a nuestro entorno. Si hemos ahorrado lo suficiente, podremos gustar de equilibrio financiero, enfrentar gastos en medicina y la educación de nuestros hijos.Este principio de mayordomía lo aplicó José, en Egipto. Cuando hubo siete años de prosperidad, José acumuló gran cantidad de granos de trigo y cebada, y de todo alimento no perecible.

Al llegar los siete años de escasez y hambruna, José y todo Egipto tuvieron tanta provisión, que aún pudieron proveer a naciones vecinas.Es muy importante, distinguir entre lo que necesitamos, de lo que deseamos tener. Todo ser humano tiene necesidades básicas, tales como: Alimentación, abrigo, vivienda y transporte. Para estas necesidades básicas, es necesario que ajustemos a nuestros ingresos.

Si logramos gastar lo mismo o menos de lo que ganamos, obtendremos una economía saludable. Por el contrario, si gastamos más de lo que ganamos, la crisis financiera tocará nuestra puerta persistentemente.Hacer un presupuesto mensual, es una receta fácil y eficaz para mantener el control económico. Si eres soltero, hazte asesorar, algunas veces por alguien mayor, o casado. Ahora si está casado, no olvide que a la hora de hacer el presupuesto, debe estar su esposa junto a usted. Es vital en el matrimonio que los ingresos se distribuyan, consultando la opinión de ambos.

No lo olvide esto es demasiado importante. No puede suceder en un matrimonio que la esposa, o esposo, no sepan cosas vitales como el salario, AFP, o sistema de salud, pues son una sola carne.Confeccione un listado de todo lo que se necesite adquirir, y luego establezca prioridad entre lo vital, lo necesario y lo suntuario.

No olvide separar los diezmos y un porcentaje para ofrendas “Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como generosidad, y no como de exigencia nuestra.Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” 2° Co. 9:5-8.Dios quiere que tengamos en todo, lo suficiente. Él es generoso y nos bendice paulatinamente si somos fieles mayordomos. Siempre podemos acudir a él cuando estamos afligidos.

La oración y sus promesas, son buenos aliados de nuestra salud financiera. Bien dijo David: “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni que su descendencia mendigue pan” Sal. 37: 25.El trabajo responsable y permanente, es una buena combinación para forjar una base económica. Todo hombre que se precie de tal, debe enfrentar sus obligaciones económicas, con responsabilidad.

El cristiano que no provee lo necesarios para su hogar, resulta ser peor que un incrédulo. El trabajo dignifica y da equilibrio, mas la pereza, trae ruina y deshonor. Pagar las cuentas básicas de agua, luz, gas, etc., es más importante que adquirir algún nuevo bien.El proverbista Salomón, declara acertadamente: “Mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos y sé sabio: Ella, sin tener capitán, gobernador ni señor, prepara en el verano su comida, recoge en el tiempo de la siega su sustento.Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás del sueño? Un poco de sueño, dormitar otro poco, y otro poco descansar mano sobre mano: así te llegará la miseria como un vagabundo, la pobreza como un hombre armado” Pr. 6:6-11.

La gran mayoría de nosotros trabajamos, sin embargo, no todos son prosperados. Una de las razones, es la forma en que administramos nuestros bienes. Sin importar cuanto es nuestro sueldo, siempre es difícil hacer un presupuesto.Debemos tener especial cuidado en los créditos que adquirimos, las tarjetas de crédito cuestan muy caro. Al realizar un presupuesto, podemos hacer algunos ajustes, con el fin de conseguir fondos para gastos de emergencia.

Es recomendable, no pensar que las líneas de crédito, son la mejor alternativa para enfrentar los gastos imprevistos. No deberíamos destinar más del treinta por ciento del sueldo, en el arriendo de la casa, electricidad y los gastos básicos.

En lo que respecta a contratar algún seguro de invalidez o de vida, se debe evaluar su costo y sus ventajas. De lo contrario, ese dinero se puede depositar mensualmente en un banco para recibir los intereses.Es saludable tener aspiraciones, pero es terrible dejarse llevar por las ambiciones. No es correcto atropellar a las personas, olvidándose de los buenos modales y la decencia. No tanto porque ellos sean amables contigo, sino porque tú tendrás respeto por ti mismo.La Biblia, nos enseña que jamás pongamos nuestro dinero en el corazón. “No hagan tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; Si no hagan tesoros en el cielo... porque donde esté su tesoro, allí estará también su corazón” Mt. 6:19-21 (traducción del autor).

El dinero, es el principal problema en la vida de las parejas. Estamos en una sociedad que mide el éxito, por la cantidad de bienes que uno posee. Las riquezas de este mundo no son necesariamente malas en sí mismas. Lo malo está en la incorrecta actitud hacia las posesiones. En especial, cuando el hombre se endeuda más allá de sus fuerzas. Cuando uno cae en el afán de poseer bienes, jamás se sacia.

La Biblia dice que: “... los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque la raíz de todos los males es el amor al dinero...” 1 Ti. 6:9-10.Es necesario reconocer, que Dios es el dueño de todo, y que tiene derecho a dirigir nuestra economía.

Nuestra actitud hacia el dinero, los gastos que realizamos, las ofrendas que damos y las inversiones que hacemos, deben estar fundadas en la idea que todo lo recibimos por gracia de Dios. La forma en que administramos el dinero refleja nuestra madurez espiritual. No podemos servir a Dios y a las riquezas a la vez Lc. 16:11. El creyente, que descubre el secreto del éxito, entendió que es mejor buscar el reino de Dios y su justicia, y lo demás vendrá por añadidura Mt. 6:24-33.

Consultas o inquietudes, favor escribir a: alexsalgadod@gmail.com